“Fui poco a poco creciendo y me firmó un agente de nombre Félix Olivo, quien tiene una academia en Tinaquillo y comenzamos a entrenar hasta que llegó la hora de la firma con Rolando Petit de los Bravos de Atlanta, él tuvo muchas expectativas en cuanto a mí y acordamos en 2002”.
Mejía relató que ese mismo año pactó con los Navegantes del Magallanes, novena con la que estuvo seis temporadas antes de ser cambiado a su hogar actual, Águilas del Zulia.
“Lamentablemente, Magallanes nunca me dio la oportunidad, el año que me abrieron las puertas me lesioné y no pude hacer nada”.
Mejía se lastimó una rodilla y debió entrar al quirófano para ser sometido a una delicada operación, una que puso un jaque su carrera. Empleó un protector hasta incluso la campaña pasada en ligas menores con el Wilmington, filial Clase A de Kansas City.
“Fue una época bastante complicada porque a comienzos de 2000 me estaba graduando de bachiller, esa fue una de las cosas que yo le prometí a mi papá, los últimos tres meses fueron entre viajar, presentar exámenes y ser visto por scouts”.
“Gracias a Dios el colegio me ayudó y los profesores también, posteriormente vino el acuerdo con Magallanes y Atlanta, respectivamente”.
Mejía sentenció que antes de repartir palo con las Águilas sonó con ponerse toga y birrete. “Quería estudiar ingeniería geológica, automotriz o mecánica, pero bueno no se dio y aquí estoy”, apuntó.

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